martes, 25 de noviembre de 2008

Anoche me dormí durante un segundo y vi la cara de César muy de cerca y deformada como por una lente óptica. Me miraba serio. Mi cuerpo dió un salto en la cama, me desperté, seguí escuchando la radio un rato y me dormí definitivamente hasta que de madrugada encontré los auriculares entre mis piernas y los dejé en el suelo sobre un cojín. Volví a dormir...

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